Diferencias entre el uso saludable o patológico de Internet y móvil
Internet es un término muy amplio que incluye usos seguros de la tecnología (laborales o académicos) y otros potencialmente peligrosos (comunicaciones alteradas de identidad en mundos virtuales como chats y juegos de rol en línea). Parece claro que una vez que se eliminan las adicciones secundarias (o adicciones en internet, como por ejemplo las apuestas), las verdaderas adicciones a internet se limitan, según los últimos estudios, a aquellas que implican comunicaciones alteradas de identidad.
Por tanto, es importante distinguir el uso de chats, como el Messenger, o la participación en redes sociales, como Facebook, Tuenti o Twitter, o las conversaciones telefónicas de otras aplicaciones que incluyen la comunicación alterada de identidad. En las comunicaciones alteradas de la identidad, el juego identitario puede llegar a ser problemático porque la vivencia de la identidad falsa tiene la capacidad de proporcionar mayor satisfacción que su verdadero yo, lo que les permite escapar de sí mismos.
Desde esta perspectiva, internet tiene tres usos:
- Información, relacionada con el trabajo, la formación o el ocio.
- Comunicación, como redes sociales, correo electrónico, etc.
- Alteración de la identidad, por ejemplo juegos en línea o chats; siendo este último uso el único que tiene riesgo de generar adicción.
Sin embargo, algunas personas pueden confundir la dependencia de una tecnología con una conducta adictiva. Por esta razón, algunas personas se consideran como adictos al móvil, porque nunca salen de casa sin él, no lo apagan por la noche, están siempre esperando llamadas de familiares o amigos, o lo sobreutilizan en su vida profesional o personal.
La preocupación social por la adicción al móvil parece haber descendido en España, a medida que ha disminuido la factura que pagan las familias y, en cambio, ha aumentado la alarma por la adicción a las redes sociales, posiblemente hasta que sea superada por una nueva tecnología más adecuada para el contexto social. Este cambio podría deberse a que las redes sociales se han convertido en el medio favorito de los adolescentes para la comunicación a corta distancia (citas con amigos, comunicación de emociones rápidas,…)
Este éxito viene de la mano de “whatsapp” una aplicación que permite enviar mensajes gratuitos entre teléfonos que disponen de internet. Los usuarios tienen una preocupación excesiva por perderse esa llamada o sms, de quedarse fuera de los circuitos de información; el usuario sabe que otros usuarios suponen que está conectado y teme que los demás podrían verse desconcertados al no obtener respuesta.
Por otro lado, es importante tener en cuenta que la adolescencia es un periodo con fuertes necesidades de vínculos sociales; siendo esta comunicación satisfecha de formas diferentes en las diversas épocas (el teléfono fijo en los setenta, el Messenger en la década de los noventa y las redes sociales en los inicios del siglo XXI). En la adolescencia, la necesidad de establecer nuevas relaciones y el sentido de la pertenencia a un grupo son claves e internet es un gran facilitador.
No obstante, cuando consideramos que los más jóvenes están realizando un uso abusivo de las redes sociales, podemos negociar con ellos y llegar a acuerdos para que sea más racional. Pero aquí nos encontramos con un problema: ¿cuál es la medida adecuada?… probablemente esté en un punto intermedio entre las distintas opiniones familiares.
Carolina Zori Buitrago
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