INTELIGENCIA EMOCIONAL EN MAYORES

Nunca es tarde para descubrirnos, aunque pase el tiempo podemos conocer nuestras habilidades y talentos.

La inteligencia emocional está formada más que por competencias estables de la personalidad, por habilidades que pueden aprenderse a lo largo del ciclo vital a través del entrenamiento adecuado.

La investigación demuestra que cuando somos mayores en general dominan las emociones positivas y uno de los cambios en la memoria que tienen lugar en la vejez → probabilidad mayor de recordar la información positiva frente a la negativa.

Por otro lado, las personas mayores muestran una mayor tolerancia a la frustración.

Conforme las personas envejecen, la salud se posiciona como requisito básico y fundamental para mantenerse activo y salvaguardar su nivel de autonomía:

  • Las emociones positivas son un componente esencial del bienestar ya que éstas facilitan una serie de cogniciones y acciones que permiten al individuo construir recursos personales y psicológicos que mejoran su afrontamiento (Fredrickson y Joiner, 2002).
  • Las emociones negativas bloquean nuestras defensas naturales. Es así, que el sufrimiento de estados emocionales negativos persistentes puede afectar al funcionamiento del sistema inmunológico, del sistema endocrino-metabólico y, en general, de todas las funciones fisiológicas (Martín, 2005; Ramos et al., 2006)

Niveles altos de Inteligencia emocional correlacionan con:

  1. Mejor recuperación ante eventos negativos.
  2. Mejor adaptación ante estresores y capacidad de adaptación a situaciones nuevas.
  3. Mayor satisfacción vital y puntuaciones más bajas en sintomatología depresiva.
  4. Mayor empatía, optimismo y calidad en relaciones interpersonales.
  5. Mejora de las relaciones afectivas y mayor satisfacción sexual.
  6. Menor número de pensamientos negativos tras el conflicto.
  7. Menos miedo a la muerte y al proceso de morir.

En cuanto a los cambios que acontecen en el modo de experimentar las emociones durante la vejez, algunos de los más relevantes se citan a continuación:

a) Resulta más difícil identificar y reconocer determinadas emociones negativas como el miedo, la tristeza o la ira (Vasiliki y Louise, 2008).

b) Presentan estrategias más eficaces en el control de sus emociones, en comparación con sujetos adultos (Matthias, Theodor y Louise, 2007).

c) La capacidad de integrar cognición y emoción se ve reducida, lo que hace que las estrategias de control emocional, aunque más efectivas, denoten cierto grado de pasividad (Heckman y Blanchard-Fields, 2008).

d) El grado en que se percibe la realidad con optimismo, así como la conciencia de complejidad emocional disminuyen a partir de los 60 años (Labouvie-Vief et al., 2007).

Es interesante el desarrollo de programas de inteligencia emocional para personas mayores para mejorar las condiciones cognitivas y la calidad de vida.

Os adjunto algunos materiales que me han resultado interesantes y pueden ayudar a crear programas de Inteligencia emocional para mayores:

Inteligencia emocional en adultos y mayores

Belén López Pérez, Irene Fernández Pinto, María Márquez Gonzalez. Editorial EOS.

IMSERSO

Inteligencia emocional para un envejecimiento exitoso

Dra. Mª del Carmen Pérez Fuentes. Universidad de Almería

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lainteligenciaemocionalparaeladultomayor

Anderson García Chávez

2 comentarios en “INTELIGENCIA EMOCIONAL EN MAYORES

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